Generalidades del tema
¿Qué es la enfermedad de Kawasaki?
La enfermedad de Kawasaki es una enfermedad infantil poco común que afecta a los vasos sanguíneos. Los síntomas pueden ser graves durante varios días y pueden ser atemorizadores para los padres. Pero la mayoría de los niños luego vuelven a sus actividades normales.
La enfermedad de Kawasaki puede dañar las arterias coronarias, que transportan la sangre al músculo cardíaco. La mayoría de los niños que reciben tratamiento se recuperan de la enfermedad sin tener problemas a largo plazo. El médico observará a su hijo para ver si se presentan problemas cardíacos por entre unas semanas y unos meses después del tratamiento.
La enfermedad es más común en niños menores de 5 años. No se transmite de un niño a otro (no es contagiosa).
¿Qué causa la enfermedad de Kawasaki?
Los especialistas no saben qué causa la enfermedad. La enfermedad ocurre con mayor frecuencia al final del invierno y al principio de la primavera.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas de la enfermedad de Kawasaki incluyen:
- Fiebre que dura al menos 5 días.
- Ojos enrojecidos.
- Salpullido en el cuerpo.
- Lengua y labios hinchados, enrojecidos y agrietados.
- Pies y manos hinchados y enrojecidos.
- Ganglios linfáticos inflamados en el cuello.
Obtenga ayuda médica de inmediato si su hijo tiene síntomas de la enfermedad de Kawasaki. El diagnóstico y el tratamiento tempranos con frecuencia pueden prevenir futuros problemas cardíacos.
¿Cómo se diagnostica la enfermedad de Kawasaki?
La enfermedad de Kawasaki puede ser difícil de diagnosticar, porque no existe una prueba para detectarla. Su médico puede diagnosticar la enfermedad de Kawasaki si estas dos cosas son ciertas:
- Su hijo tiene fiebre que dura por lo menos 5 días.
- Su hijo tiene algunos de los otros cinco síntomas que se mencionan arriba.
También pueden hacerle pruebas de laboratorio rutinarias a su hijo. Y el médico puede solicitar un ecocardiograma para detectar problemas cardíacos.
Una vez que su hijo mejore, necesitará hacerse chequeos para identificar posibles problemas cardíacos.
¿Cómo se trata?
El tratamiento para la enfermedad de Kawasaki comienza en el hospital. Puede incluir:
- Medicamentos corticosteroideos. Se administran para bajar la fiebre y reducir problemas con las arterias cardíacas.
- Inmunoglobulina intravenosa (IVIG, por sus siglas en inglés). Esta se administra en una vena (intravenosa o IV) para reducir la inflamación de los vasos sanguíneos.
- Aspirina para aliviar el dolor y la fiebre y para reducir el riesgo de coágulos sanguíneos.
La terapia con aspirina con frecuencia se continúa en el hogar. Debido al riesgo de síndrome de Reye, no le dé aspirina a su hijo sin hablar primero con su médico. Si mientras está tomando aspirina su hijo se expone a la varicela o a la gripe o se enferma de ella, hable con su médico de inmediato.
Es posible que su hijo esté cansado e irritable y que tenga la piel seca durante más o menos un mes. Trate de que su hijo no se canse excesivamente. Y utilice loción para la piel para ayudar a mantener humectados los dedos de las manos y los pies.
Si la enfermedad causa problemas cardíacos, es posible que su hijo necesite tratamiento adicional y pruebas de seguimiento.
¿Cuál es la gravedad de la enfermedad de Kawasaki?
Pueden transcurrir varias semanas hasta que su hijo se recupere por completo. Pero la mayoría de los niños que tienen enfermedad de Kawasaki mejoran y no tienen problemas duraderos. El tratamiento temprano es importante, ya que acorta el curso de la enfermedad y reduce las probabilidades de tener problemas de corazón. Las pruebas de seguimiento pueden ayudar a que usted y su médico estén seguros de que la enfermedad no haya provocado problemas de corazón.
Algunos niños tendrán daños en las arterias coronarias. Una arteria puede agrandarse demasiado y se puede formar un aneurisma. O las arterias pueden estrecharse y estar en riesgo de que se formen coágulos sanguíneos. Un niño cuyas arterias coronarias están dañadas puede tener una mayor probabilidad de sufrir un ataque cardíaco cuando sea un adulto joven. Si su hijo está afectado, sepa a qué prestar atención y cuándo buscar cuidado médico.