Ir al menú principal Ir al contenido principal Ir al pie de página Para Medicare Para Proveedores Para Agentes Para Empleadores English Para individuos y familias: Para individuos y familias Médica Dental Otros seguros complementarios Explorar cobertura a través de tu empleador Cómo comprar seguros de salud Tipos de seguro dental Período de Inscripción Abierta vs. Período Especial de Inscripción Ver todos los temas Comprar planes de Medicare Guía para miembros Buscar un médico Ingresar a myCigna
Inicio Centro de información Biblioteca del bienestar Exámenes de detección del cáncer de vejiga y otros cánceres uroteliales (PDQ®) : Pruebas de detección - información para profesionales de salud [NCI]

Exámenes de detección del cáncer de vejiga y otros cánceres uroteliales (PDQ®) : Pruebas de detección - información para profesionales de salud [NCI]

Esta información es producida y suministrada por el Instituto Nacional del Cáncer (NCI, por sus siglas en inglés). La información en este tema puede haber cambiado desde que se escribió. Para la información más actual, comuníquese con el Instituto Nacional del Cáncer a través del Internet en la página web http://cancer.gov o llame al 1-800-4-CANCER.

Aspectos generales

Aspectos generales

Nota: En esta sección, se resume la evidencia científica publicada sobre la prevención de este tipo de cáncer. En el resto del resumen, se describe la evidencia con más detalle.

También están disponibles otros resúmenes del PDQ relacionados: Tratamiento del cáncer de vejiga y Niveles de evidencia de los estudios sobre los exámenes de detección y la prevención del cáncer.

Beneficios

No hay suficiente evidencia para determinar si los exámenes de detección del cáncer de vejiga y otros cánceres uroteliales tienen un efecto en la mortalidad.

Descripción de la evidencia

Diseño del estudio: no hay estudios que aborden directamente este tema.
Validez interna: no corresponde (N/C).
Congruencia: N/C.
Magnitud de los efectos en los resultados de salud: N/C.
Validez externa: N/C.

Perjuicios

A partir de evidencia sólida, los exámenes de detección del cáncer de vejiga y otros cánceres uroteliales darían lugar a procedimientos diagnósticos innecesarios con la morbilidad que estos conllevan.

Descripción de la evidencia

Diseño del estudio: opiniones de autoridades respetadas que se fundamentan en experiencia clínica, estudios descriptivos o informes de comités de expertos.
Validez interna: N/C.
Congruencia: N/C.
Magnitud de los efectos en los resultados de salud: evidencia convincente de perjuicios poco frecuentes.
Validez externa: N/C.
Incidencia y mortalidad

Incidencia y mortalidad

El cáncer de vejiga es la cuarta neoplasia maligna que se diagnostica con mayor frecuencia en los hombres en los Estados Unidos. La incidencia es alrededor de cuatro veces más alta en los hombres que en las mujeres. Se estima que en 2024, se presentarán 83 190 casos nuevos de cáncer de vejiga en los Estados Unidos.[1]

El diagnóstico de cáncer de vejiga es casi el doble en las personas blancas que en las personas negras de cualquier sexo. La incidencia del cáncer de vejiga en otros grupos étnicos y raciales de los Estados Unidos se ubica entre el de las personas negras y blancas. La incidencia del cáncer de vejiga aumenta con la edad.[2]

Las tasas anuales de incidencia del cáncer de vejiga permanecieron relativamente estables entre 1975 y 2017, fluctuando entre 18,9 y 22,0 (por 100 000); sin embargo, las tasas más recientes (2011–2020) disminuyeron cerca de un 1 % por año.[2] Se estima que 16 840 personas morirán por cáncer de vejiga en los Estados Unidos en 2024.[1]

Entre 1975 y 2020, la mortalidad por cáncer de vejiga ajustada por edad disminuyó en todas las razas y sexos.[2] De 2015 a 2021, la mortalidad por cáncer de vejiga urinaria disminuyó en un 1,5 % por año.[1] Es posible que estos cambios reflejen diagnósticos tempranos, mejores tratamientos, menor exposición a carcinógenos o una combinación de estos factores.

Más del 90 % de los cánceres de vejiga son carcinomas de células de transición, también llamados cánceres uroteliales. El cáncer urotelial también puede surgir en el revestimiento de la pelvis renal, el uréter, la próstata y la uretra, aunque con poca frecuencia. Otros tipos histológicos importantes son el carcinoma de células escamosas y el adenocarcinoma. Los adenocarcinomas representan menos del 2 % de los casos de cáncer de vejiga primarios, incluso aquellos que hicieron metástasis en el recto, estómago, endometrio, mama, próstata y ovario.[3]

Referencias:

  1. American Cancer Society: Cancer Facts and Figures 2024. American Cancer Society, 2024. Available online. Last accessed June 21, 2024.
  2. Surveillance Research Program, National Cancer Institute: SEER*Explorer: An interactive website for SEER cancer statistics. Bethesda, MD: National Cancer Institute. Available online. Last accessed March 6, 2024.
  3. Messing EM: Urothelial tumors of the urinary tract. In: Walsh PC, Retik AB, Vaughan ED, et al., eds.: Campbell's Urology. 8th ed. Saunders, 2002, pp 2732-2773.
Factores de riesgo

Factores de riesgo

No hay estudios definitivos sobre la prevención del cáncer de vejiga y otros cánceres uroteliales. Se presume que la reducción de las exposiciones ambientales y ocupacionales reduce el riesgo de cáncer urotelial. Las diferencias de edad, sexo, raza y distribución geográfica quizás reflejen diferencias en la exposición ambiental y ocupacional a posibles sustancias tóxicas. Entre las exposiciones importantes, se incluyen el contacto con sustancias químicas, el consumo de cigarrillos, las infecciones por bacterias, hongos parasitarios o virus, y el tratamiento con ciertos fármacos quimioterapéuticos. Los antecedentes familiares de cáncer de vejiga también se relacionan con un riesgo mayor de este tipo de cáncer.[1,2]

Consumo de tabaco

Varias poblaciones con diversos tipos de exposición presentan un riesgo más alto de cáncer de vejiga. Por el momento, el mayor factor de riesgo ambiental conocido para la población general es el tabaco, en particular, el consumo de cigarrillos;[1] las personas que fuman tienen un aumento de riesgo de cáncer de vejiga 4 a 7 veces mayor que aquellas que nunca han fumado.[3,4,5] El riesgo se reduce con la deshabituación tabáquica, pero se observa una disminución relativamente pequeña de la incidencia en los primeros 5 a 7 años posteriores al cese. Incluso después de 10 años, el riesgo de una persona de presentar cáncer de vejiga es todavía de casi el doble que el de alguien que nunca ha fumado.

Entre las sustancias químicas implicadas en el cáncer de vejiga inducido por el hábito de fumar, se incluyen el aminobifenilo y sus metabolitos.[1] Es posible que las enzimas hereditarias e inducibles sean relevantes en la activación y desintoxicación de los aminobifenilos y otros presuntos carcinógenos vesicales. Estas enzimas incluyen la N-acetiltransferasa 2 (NAT2),[6] el citocromo P450 1A2 (CYT 1A2),[7] y la glutatión S-transferasa M1.[8] En varios estudios, se indica que genotipos y fenotipos específicos de estas enzimas y sus acciones, en particular, en el hígado y el urotelio, se relacionan con la susceptibilidad al cáncer de vejiga inducido por el consumo de tabaco y por otras aminas de arilo, en específico, en las poblaciones con exposición industrial.[7,9,10,11,12] Sin embargo, no todos estos estudios se han controlado de manera adecuada, según el de consumo de tabaco actual o previo.

Exposición ambiental y ocupacional a ciertas sustancias químicas

También se han implicado varios tipos de exposición industrial como factores de riesgo de cáncer de vejiga, en general las aminas aromáticas, como 2-naftilamina, β-naftilamina o 4-cloro-o-toluidina, que se usan para producir tintes, y bencidina y sus derivados;[1] en ocasiones, hidrocarburos alifáticos clorados;[13] subproductos de la cloración de agua tratada;[14,15] producción de aluminio (hidrocarburos aromáticos policíclicos, fluoruros)[1] y algunos aldehídos.[16]

Las ocupaciones sobre las que se ha notificado relación con un riesgo mayor de cáncer de vejiga son las que involucran el procesamiento de pinturas, tintes, metales y productos del petróleo.[1,17]

Se calcula que, en los Estados Unidos, del 5 % al 15 % de los pacientes que con el tiempo morirán por cáncer de vejiga, tendrán antecedentes de exposiciones intensas a los factores ambientales mencionados antes (diferentes al consumo de tabaco).[18]

Hierbas chinas

El uso de hierbas chinas contaminadas también se notificó como un factor de riesgo. El principal carcinógeno en estas hierbas es el ácido aristolóquico (AA), que se extrae de la especie Aristoloquia.[19] Dada la diversidad de los regímenes herbarios chinos además del AA, es posible que otras fitotoxinas desconocidas también desempeñen una función.[20] La nefropatía crónica relacionada con la ingestión de hierbas contaminadas con A. fangchi se relaciona con el carcinoma urotelial de la pelvis renal y del uréter. Las hierbas con A. fangchi están prohibidas en Bélgica, Canadá, Australia y Alemania, pero todavía están permitidas en los Estados Unidos.[21]

Exposición al arsénico

La ingestión de grandes cantidades de arsénico en el agua de pozo también se relaciona con varias neoplasias malignas, incluido el carcinoma de células de transición (CCT) de vejiga.[1,22,23] Se encuentran focos endémicos similares de cáncer de vejiga en otras regiones con concentraciones altas de arsénico en el agua potable.[22,23] En el sur de Taiwán, la enfermedad del pie negro por arsénico es endémica.

La exposición a los compuestos inorgánicos de arsénico, como el arseniuro de galio, también se relaciona con un aumento del riesgo de cáncer de vejiga.

Tratamiento con ciclofosfamida o ifosfamida

La exposición al fármaco de quimioterapia oncológica ciclofosfamida [24,25] y quizás otros alquilantes, como la ifosfamida (aunque el uso de mesna junto con estos fármacos puede reducir la incidencia), se relaciona con un aumento del riesgo de cáncer de vejiga.[24]

Radioterapia dirigida a la pelvis

La radioterapia dirigida a la pelvis por otras neoplasias malignas, como el cáncer de próstata,[26,27] el cáncer de útero[28] y el cáncer de cuello uterino, también se vincula con un aumento del riesgo de cáncer de vejiga.[29]

Mutaciones genéticas

Las siguientes son las mutaciones genéticas específicas relacionadas con el cáncer de vejiga:[30,31,32]

  • Mutación en HRAS (síndrome de Costello o síndrome facio-cutáneo-esquelético).
  • Mutación en RB1.
  • Mutación en PTEN/MMAC1 (síndrome de Cowden).
  • Fenotipo acetilador lento de NAT2.
  • Fenotipo nulo de GSTM1.

Otros factores de riesgo

Otros factores de riesgo vinculados con formas más malignas del cáncer de vejiga son la vejiga neuropática por el uso de las sondas permanentes [33,34] y las infecciones de vejiga por Schistosoma haematobium (cáncer de vejiga por esquistosomiasis o bilharziasis).[35]

Otros tumores uroteliales diferentes a los CCT, son el adenocarcinoma, el carcinoma de células escamosas y el adenocarcinoma metastásico. Entre los factores de riesgo de tumores de células escamosas de la vejiga, se incluyen las sondas permanentes [36,37] y la cistitis por S. haematobium.

Referencias:

  1. Burger M, Catto JW, Dalbagni G, et al.: Epidemiology and risk factors of urothelial bladder cancer. Eur Urol 63 (2): 234-41, 2013.
  2. Messing EM: Urothelial tumors of the urinary tract. In: Walsh PC, Retik AB, Vaughan ED, et al., eds.: Campbell's Urology. 8th ed. Saunders, 2002, pp 2732-2773.
  3. Morrison AS: Advances in the etiology of urothelial cancer. Urol Clin North Am 11 (4): 557-66, 1984.
  4. Burch JD, Rohan TE, Howe GR, et al.: Risk of bladder cancer by source and type of tobacco exposure: a case-control study. Int J Cancer 44 (4): 622-8, 1989.
  5. Clavel J, Cordier S, Boccon-Gibod L, et al.: Tobacco and bladder cancer in males: increased risk for inhalers and smokers of black tobacco. Int J Cancer 44 (4): 605-10, 1989.
  6. Gu J, Liang D, Wang Y, et al.: Effects of N-acetyl transferase 1 and 2 polymorphisms on bladder cancer risk in Caucasians. Mutat Res 581 (1-2): 97-104, 2005.
  7. Horn EP, Tucker MA, Lambert G, et al.: A study of gender-based cytochrome P4501A2 variability: a possible mechanism for the male excess of bladder cancer. Cancer Epidemiol Biomarkers Prev 4 (5): 529-33, 1995 Jul-Aug.
  8. Engel LS, Taioli E, Pfeiffer R, et al.: Pooled analysis and meta-analysis of glutathione S-transferase M1 and bladder cancer: a HuGE review. Am J Epidemiol 156 (2): 95-109, 2002.
  9. Risch A, Wallace DM, Bathers S, et al.: Slow N-acetylation genotype is a susceptibility factor in occupational and smoking related bladder cancer. Hum Mol Genet 4 (2): 231-6, 1995.
  10. Bell DA, Taylor JA, Paulson DF, et al.: Genetic risk and carcinogen exposure: a common inherited defect of the carcinogen-metabolism gene glutathione S-transferase M1 (GSTM1) that increases susceptibility to bladder cancer. J Natl Cancer Inst 85 (14): 1159-64, 1993.
  11. Lower GM, Nilsson T, Nelson CE, et al.: N-acetyltransferase phenotype and risk in urinary bladder cancer: approaches in molecular epidemiology. Preliminary results in Sweden and Denmark. Environ Health Perspect 29: 71-9, 1979.
  12. Sanderson S, Salanti G, Higgins J: Joint effects of the N-acetyltransferase 1 and 2 (NAT1 and NAT2) genes and smoking on bladder carcinogenesis: a literature-based systematic HuGE review and evidence synthesis. Am J Epidemiol 166 (7): 741-51, 2007.
  13. Steineck G, Plato N, Norell SE, et al.: Urothelial cancer and some industry-related chemicals: an evaluation of the epidemiologic literature. Am J Ind Med 17 (3): 371-91, 1990.
  14. King WD, Marrett LD: Case-control study of bladder cancer and chlorination by-products in treated water (Ontario, Canada). Cancer Causes Control 7 (6): 596-604, 1996.
  15. Villanueva CM, Cantor KP, Grimalt JO, et al.: Bladder cancer and exposure to water disinfection by-products through ingestion, bathing, showering, and swimming in pools. Am J Epidemiol 165 (2): 148-56, 2007.
  16. Stadler WM: Molecular events in the initiation and progression of bladder cancer (review). Int J Oncol 3: 549-557, 1993.
  17. Brown T, Slack R, Rushton L, et al.: Occupational cancer in Britain. Urinary tract cancers: bladder and kidney. Br J Cancer 107 (Suppl 1): S76-84, 2012.
  18. Cole P, Hoover R, Friedell GH: Occupation and cancer of the lower urinary tract. Cancer 29 (5): 1250-60, 1972.
  19. Cosyns JP: Aristolochic acid and 'Chinese herbs nephropathy': a review of the evidence to date. Drug Saf 26 (1): 33-48, 2003.
  20. Chang CH, Wang YM, Yang AH, et al.: Rapidly progressive interstitial renal fibrosis associated with Chinese herbal medications. Am J Nephrol 21 (6): 441-8, 2001 Nov-Dec.
  21. Kessler DA: Cancer and herbs. N Engl J Med 342 (23): 1742-3, 2000.
  22. Fernández MI, López JF, Vivaldi B, et al.: Long-term impact of arsenic in drinking water on bladder cancer health care and mortality rates 20 years after end of exposure. J Urol 187 (3): 856-61, 2012.
  23. Letašiová S, Medve'ová A, Šovčíková A, et al.: Bladder cancer, a review of the environmental risk factors. Environ Health 11 (Suppl 1): S11, 2012.
  24. Monach PA, Arnold LM, Merkel PA: Incidence and prevention of bladder toxicity from cyclophosphamide in the treatment of rheumatic diseases: a data-driven review. Arthritis Rheum 62 (1): 9-21, 2010.
  25. O'Keane JC: Carcinoma of the urinary bladder after treatment with cyclophosphamide. N Engl J Med 319 (13): 871, 1988.
  26. Abern MR, Dude AM, Tsivian M, et al.: The characteristics of bladder cancer after radiotherapy for prostate cancer. Urol Oncol 31 (8): 1628-34, 2013.
  27. Nieder AM, Porter MP, Soloway MS: Radiation therapy for prostate cancer increases subsequent risk of bladder and rectal cancer: a population based cohort study. J Urol 180 (5): 2005-9; discussion 2009-10, 2008.
  28. Lönn S, Gilbert ES, Ron E, et al.: Comparison of second cancer risks from brachytherapy and external beam therapy after uterine corpus cancer. Cancer Epidemiol Biomarkers Prev 19 (2): 464-74, 2010.
  29. Chaturvedi AK, Engels EA, Gilbert ES, et al.: Second cancers among 104,760 survivors of cervical cancer: evaluation of long-term risk. J Natl Cancer Inst 99 (21): 1634-43, 2007.
  30. Lindor NM, McMaster ML, Lindor CJ, et al.: Concise handbook of familial cancer susceptibility syndromes - second edition. J Natl Cancer Inst Monogr (38): 1-93, 2008.
  31. Gallagher DJ, Feifer A, Coleman JA: Genitourinary cancer predisposition syndromes. Hematol Oncol Clin North Am 24 (5): 861-83, 2010.
  32. Marees T, Moll AC, Imhof SM, et al.: Risk of second malignancies in survivors of retinoblastoma: more than 40 years of follow-up. J Natl Cancer Inst 100 (24): 1771-9, 2008.
  33. Hamid R, Bycroft J, Arya M, et al.: Screening cystoscopy and biopsy in patients with neuropathic bladder and chronic suprapubic indwelling catheters: is it valid? J Urol 170 (2 Pt 1): 425-7, 2003.
  34. Delnay KM, Stonehill WH, Goldman H, et al.: Bladder histological changes associated with chronic indwelling urinary catheter. J Urol 161 (4): 1106-8; discussion 1108-9, 1999.
  35. Lucas SB: Squamous cell carcinoma of the bladder and schistosomiasis. East Afr Med J 59 (5): 345-51, 1982.
  36. Kantor AF, Hartge P, Hoover RN, et al.: Urinary tract infection and risk of bladder cancer. Am J Epidemiol 119 (4): 510-5, 1984.
  37. Locke JR, Hill DE, Walzer Y: Incidence of squamous cell carcinoma in patients with long-term catheter drainage. J Urol 133 (6): 1034-5, 1985.
Herencia

Herencia

A pesar de que se ha informado de forma anecdótica sobre conglomerados familiares [1,2,3] y que el cáncer de vejiga (al igual que los carcinomas de células de transición de las vías urinarias altas) es parte del síndrome de Lynch II,[4] no hay evidencia que indique que la propensión al cáncer de vejiga sea hereditaria.[5]

Referencias:

  1. Fraumeni JF Jr, Thomas LB: Malignant bladder tumors in a man and his three sons. JAMA 201 (7): 97-9, 1967.
  2. Aherne G: Retinoblastoma associated with other primary malignant tumours. Trans Ophthalmol Soc U K 94 (4): 938-44, 1974.
  3. McCullough DL, Lamma DL, McLaughlin AP, et al.: Familial transitional cell carcinoma of the bladder. J Urol 113 (5): 629-35, 1975.
  4. Lynch HT, Ens JA, Lynch JF: The Lynch syndrome II and urological malignancies. J Urol 143 (1): 24-8, 1990.
  5. Kiemeney LA, Moret NC, Witjes JF, et al.: Familial aggregation of transitional cell carcinoma of the urinary tract. [Abstract] Proceedings of the American Urological Association 155(suppl): A-1520, 691a, 1996.
Cuadro clínico inicial

Cuadro clínico inicial

El cuadro clínico inicial del 70 % de los pacientes con cáncer de vejiga es de enfermedad superficial.[1] La hematuria es el signo que se presenta con mayor frecuencia y se observa en alrededor del 90 % de los casos. La hematuria puede ser intermitente, por lo tanto, el resultado de un análisis de orina sin eritrocitos no descarta un diagnóstico de cáncer urotelial. En los pacientes con hematuria macroscópica, las tasas notificadas de cáncer de vejiga oscilan entre un 13 % y un 34,5 %.[2,3,4] Otros síntomas de presentación inicial incluyen disuria, urgencia o frecuencia urinarias y, con menor frecuencia, dolor en fosa lumbar secundario a una obstrucción, y dolor por invasión pélvica o metástasis óseas. A menudo, el diagnóstico y la estadificación comienzan con una cistoscopia. Es necesaria una evaluación completa de las vías urinarias altas y bajas.[5]

Referencias:

  1. Shipley WU, Kaufman DS, McDougal WS: Cancer of the bladder. In: DeVita VT Jr, Hellman S, Rosenberg SA, eds.: Cancer: Principles and Practice of Oncology. 7th ed. Lippincott Williams & Wilkins, 2005, pp 1168-85.
  2. Varkarakis MJ, Gaeta J, Moore RH, et al.: Superficial bladder tumor. Aspects of clinical progression. Urology 4 (4): 414-20, 1974.
  3. Sultana SR, Goodman CM, Byrne DJ, et al.: Microscopic haematuria: urological investigation using a standard protocol. Br J Urol 78 (5): 691-6; discussion 697-8, 1996.
  4. Khadra MH, Pickard RS, Charlton M, et al.: A prospective analysis of 1,930 patients with hematuria to evaluate current diagnostic practice. J Urol 163 (2): 524-7, 2000.
  5. Carmack AJ, Soloway MS: The diagnosis and staging of bladder cancer: from RBCs to TURs. Urology 67 (3 Suppl 1): 3-8; discussion 8-10, 2006.
Características histopatológicas

Características histopatológicas

Más del 90 % de los cánceres de vejiga que se diagnostican en los Estados Unidos son carcinomas de células de transición (CCT) puros o CCT mezclados con otros tipos histológicos, por lo general, carcinoma de células escamosas (CCE), adenocarcinoma o ambos. Otro 3 % al 4 % de los casos son CCE puros, que son aproximadamente dos veces más probables en las mujeres que en los hombres. Los CCE también representan una mayor proporción de cánceres de vejiga en personas con infecciones vesicales por S. haematobium o con antecedentes de sondas urinarias permanentes a largo plazo, cálculos vesicales o infecciones de vejiga recidivantes.[1,2,3]

El grado y el estadio en el momento del diagnóstico del CCT tienen consecuencias pronósticas y terapéuticas de gran importancia. Sin embargo, los tipos histológicos de células no transicionales tienen un comportamiento muy maligno y son menos receptivos a los tratamientos, con excepción de una extirpación quirúrgica.[4] El pronóstico de los pacientes y la elección de los tratamientos dependen de la malignidad y el grado del tumor.

Referencias:

  1. O'Keane JC: Carcinoma of the urinary bladder after treatment with cyclophosphamide. N Engl J Med 319 (13): 871, 1988.
  2. Kantor AF, Hartge P, Hoover RN, et al.: Urinary tract infection and risk of bladder cancer. Am J Epidemiol 119 (4): 510-5, 1984.
  3. Locke JR, Hill DE, Walzer Y: Incidence of squamous cell carcinoma in patients with long-term catheter drainage. J Urol 133 (6): 1034-5, 1985.
  4. Messing EM: Urothelial tumors of the urinary tract. In: Walsh PC, Retik AB, Vaughan ED, et al., eds.: Campbell's Urology. 8th ed. Saunders, 2002, pp 2732-2773.
Grado y estadio del cáncer de vejiga recién diagnosticado en una población que no se sometió a exámenes de detección

Grado y estadio del cáncer de vejiga recién diagnosticado en una población que no se sometió a exámenes de detección

Por muchos años, se ha reconocido el carácter crucial del grado y el estadio histológicos de las lesiones de referencia para el pronóstico individual y las decisiones relacionadas con el tratamiento. En un estudio en el que se intentó evaluar el grado y el estadio de los tumores de vejiga recién diagnosticados en un ámbito poblacional, el 89 % de los cánceres de vejiga recién diagnosticados en hombres de 50 años o más, notificados al registro de tumores del estado de Wisconsin en 1988, tiene cortes y láminas examinadas por un solo patólogo que no conocía el diagnóstico original.[1] El 57 % de las muestras de carcinoma de células de transición (CCT) eran de grado I o II, en estadio Ta o T1; el 19 % eran CCT de grado III, en estadio Ta o T1 (o Tis) y el 24 % eran invasivos de la capa muscular propia o de las capas más profundas (estadio T2 o mayor), de los cuales casi todos eran lesiones de grado III o con características histológicas de células no transicionales. Dada la población pequeña de hombres negros de 50 años y más en Wisconsin (menos del 3 % de todos los cánceres de vejiga se presentaron en personas que no eran blancas),[2] no se pudieron determinar las diferencias de grado y estadio en el momento del cuadro clínico inicial entre personas negras y blancas. De modo similar, en este estudio no se observó a mujeres u hombres menores de 50 años. Dada la variabilidad de las interpretaciones histológicas de los cánceres de vejiga de los registros de tumores,[3,4] en Wisconsin solo se conoce el grado y estadio en el momento del cuadro clínico inicial de esta neoplasia maligna en hombres de 50 años o más.

Casi todas las neoplasias malignas de vejiga se originan en la superficie uroepitelial. La mayoría de los pacientes con cáncer de vejiga mueren por enfermedad metastásica; rara vez, o casi nunca, el tratamiento del cáncer de vejiga metastásico es curativo.[5] La amplia mayoría de los pacientes con metástasis presenta lesiones invasivas de la capa muscular propia (estadio T2 o mayor) previas o simultáneas.[6] Del 70 % al 90 % de los pacientes con cáncer de vejiga invasivo en la capa muscular propia presentan este diagnóstico de enfermedad metastásica; sin embargo,[7,8] estos pacientes no provienen del grupo mucho más grande con tipos de CCT superficiales recidivantes. El objetivo de los exámenes de detección es la identificación temprana del cáncer de vejiga que está predeterminado a invadir el músculo. Aunque en un estudio se informó que cerca del 30 % de los pacientes con CCT superficial, a los que se les dio seguimiento durante 20 años, al final morirán por esta enfermedad,[9] estos datos permanecen sin confirmar, contradicen otros informes[10], y pueden reflejar patrones de diagnóstico, clasificación y tratamiento obsoletos.

Dado que el cáncer de vejiga casi nunca se encuentra casualmente en una autopsia, es posible que sea corto el periodo preclínico en el que todavía no ha causado síntomas, pero en el que se puede detectar mediante cistoscopia. Este crecimiento rápido está respaldado por la experiencia clínica [11] y supone que los exámenes de detección tendrían que realizarse en intervalos frecuentes.

Referencias:

  1. Messing EM, Young TB, Hunt VB, et al.: Comparison of bladder cancer outcome in men undergoing hematuria home screening versus those with standard clinical presentations. Urology 45 (3): 387-96; discussion 396-7, 1995.
  2. Briggs NC, Young TB, Gilchrist KW, et al.: Age as a predictor of an aggressive clinical course for superficial bladder cancer in men. Cancer 69 (6): 1445-51, 1992.
  3. Messing EM: Urothelial tumors of the urinary tract. In: Walsh PC, Retik AB, Vaughan ED, et al., eds.: Campbell's Urology. 8th ed. Saunders, 2002, pp 2732-2773.
  4. Lynch CF, Platz CE, Jones MP, et al.: Cancer registry problems in classifying invasive bladder cancer. J Natl Cancer Inst 83 (6): 429-33, 1991.
  5. Saxman SB, Propert KJ, Einhorn LH, et al.: Long-term follow-up of a phase III intergroup study of cisplatin alone or in combination with methotrexate, vinblastine, and doxorubicin in patients with metastatic urothelial carcinoma: a cooperative group study. J Clin Oncol 15 (7): 2564-9, 1997.
  6. Jewett HJ, Strong GH: Infiltrating carcinoma of the bladder; relation of depth of penetration of the bladder wall to incidence of local extension and metastases. J Urol 55: 366-72, 1946.
  7. Kaye KW, Lange PH: Mode of presentation of invasive bladder cancer: reassessment of the problem. J Urol 128 (1): 31-3, 1982.
  8. Hopkins SC, Ford KS, Soloway MS: Invasive bladder cancer: support for screening. J Urol 130 (1): 61-4, 1983.
  9. Holmäng S, Hedelin H, Anderström C, et al.: The relationship among multiple recurrences, progression and prognosis of patients with stages Ta and T1 transitional cell cancer of the bladder followed for at least 20 years. J Urol 153 (6): 1823-6; discussion 1826-7, 1995.
  10. Prout GR, Barton BA, Griffin PP, et al.: Treated history of noninvasive grade 1 transitional cell carcinoma. The National Bladder Cancer Group. J Urol 148 (5): 1413-9, 1992.
  11. Messing EM, Young TB, Hunt VB, et al.: Hematuria home screening: repeat testing results. J Urol 154 (1): 57-61, 1995.
Métodos de detección

Métodos de detección

Cistoscopia y exámenes citológicos

Se demostró que las cistoscopias y los exámenes citológicos urinarios o de lavado vesical son eficaces en la vigilancia y el abordaje de los pacientes con cánceres de vejiga con tratamiento previo.[1] Estos métodos no son prácticos para las personas sin antecedentes de cáncer de vejiga dados los costos y la morbilidad.

Hematuria

A pesar de que la hematuria es el signo de presentación más común del cáncer de vejiga, la mayoría de las personas con hematuria no tienen este tipo de cáncer. En la población general, la prevalencia de la hematuria macroscópica asintomática es de cerca del 2,5 %, mientras que la prevalencia de la microhematuria asintomática es de alrededor del 13 %.[2] En un análisis prospectivo reciente de pacientes de una clínica de hematuria en el Reino Unido, se encontró que 183 (19,2 %) de los 948 pacientes con hematuria macroscópica presentaban cáncer de vejiga en el resultado de la cistoscopia.[3] Sin embargo, solo se encontró que 47 (4,8 %) de los 982 pacientes con microhematuria presentaban cáncer de vejiga.

Pruebas de hematuria que se realizan una sola vez

En 2 grupos se informó sobre el uso de una sola muestra de orina para identificar sangre, a fin de detectar neoplasias malignas urológicas, enfermedades graves de las vías urinarias y cánceres de vejiga. Ambos estudios se llevaron a cabo de forma retrospectiva para confirmar la información de los pacientes que se atendieron en una clínica grande de especialidades múltiples [2] o quienes eran miembros de una organización para el mantenimiento de la salud (HMO) grande y que se sometieron a pruebas en un programa de detección multifásico.[4] Dada la naturaleza retrospectiva de cada estudio, ninguno se diseñó específicamente para detectar el cáncer de vejiga ni para concentrarse en la población con el riesgo más alto (hombres de 50 años o más). En ambos estudios, se concluyó que las pruebas simples de hematuria no eran eficaces para diagnosticar cáncer de vejiga. En un seguimiento más prolongado del estudio de la HMO, se indicó que las personas con microhematuria tenían un riesgo más alto de presentar, más tarde, cáncer de vejiga con invasión muscular, con una latencia de 3,5 a 14,5 años.[5] No hay suficiente evidencia que respalde la eficacia del examen simple de hematuria para detectar cáncer de vejiga, ni de que este examen reduzca la mortalidad por la enfermedad.

Pruebas de hematuria repetitivas

Se llevaron a cabo 2 estudios que usaron Ames Hemastix, una tira recubierta con un reactivo químico para hemoglobina que se correlaciona con el análisis microscópico de orina para detectar hematuria,[6] en poblaciones geográficamente definidas (Madison, Wisconsin y Leeds, Inglaterra) de hombres de edad mediana y avanzada que usaron la prueba casera repetitiva de la tira con el reactivo. En cada programa, se contactó a personas de registros de atención a pacientes. Se excluyeron a los hombres con antecedentes de neoplasias malignas urológicas, causas conocidas de hematuria o quienes no cumplieron con el programa. En los 4 estudios que se realizaron (un estudio piloto y un estudio más grande en cada lugar), participaron del 45 % al 55 % de las personas contactadas. En estos estudios, se encontró que del 1,2 % al 1,3 % de todos los participantes presentaban cáncer de vejiga (todos carcinoma de células de transición [CCT]). Se identificó una neoplasia maligna en estadio T2 o más alto en solo 1 de los 21 pacientes del primer estudio [6,7,8] a quienes se les detectó cáncer, pero en ninguno de los 26 pacientes a los que se les detectó cáncer en el segundo estudio. Una limitación de los exámenes de detección de hematuria repetitivos en una población general de hombres de 50 años o más es que se encontró que más del 90 % de los hombres con resultados positivos en el examen inicial no presentaban cáncer de vejiga.[6] En los estudios de detección de hematuria en Wisconsin, se les dio seguimiento durante al menos 24 meses a todos los pacientes con hematuria y resultados negativos de las pruebas o a quienes no se les encontró enfermedad grave; en ninguno de ellos se encontró cáncer de vejiga. De modo similar, al menos a los 18 meses de la última prueba, ninguno de los participantes del grupo de exámenes de detección (con hematuria o sin esta) había muerto por cáncer de vejiga. Durante el seguimiento de 14 años de esta cohorte de detección, ningún participante con cáncer de vejiga identificado mediante exámenes de detección de hematuria había muerto por este tipo de cáncer, mientras que 2 casos (0,85 %) que tenían hematuria clínica, pero evaluación diagnóstica negativa, padecieron de la enfermedad al cabo de 6,7 y 11,4 años de la evaluación con resultados negativos. La misma proporción de participantes sin hematuria en los exámenes de detección recibió el diagnóstico de cáncer de vejiga (0,93 %); ninguno presentó cáncer en el primer año después de la fecha de la última evaluación.[9] Es posible que se necesiten seguimientos más prolongados para probar que estos participantes no presentaban cáncer de vejiga;[5] sin embargo, dichos estudios no están disponibles. El valor predictivo positivo relativamente bajo de las pruebas de hematuria repetitivas (del 7,6 % para el cáncer de vejiga y del 11,6 % para todas las neoplasias malignas) [6,8,10] genera interrogantes sobre la funcionalidad de esta modalidad de examen de detección.

Otras posibles modalidades de detección

Se ha evaluado la exactitud del examen citológico de la orina evacuada para detectar el cáncer de vejiga, sobre todo, en pacientes con antecedentes de este cáncer que se someten a vigilancia cistoscópica o como una prueba de rutina para todos los pacientes de un consultorio grande de urología en una clínica de especialidades múltiples. En los estudios de pacientes con antecedentes de cáncer de vejiga, el examen citológico de orina evacuada fue eficaz para diagnosticar de un 20 % a un 40 % de los CCT de grado I, de un 20 % a un 50 % de neoplasias malignas de grado II y de un 60 % a un 80 % de cánceres de grado III//Tis.[11,12] Aunque dichos estudios no se realizaron en pacientes sin hematuria ni antecedentes de tumores recidivantes de la vejiga, para efectos de los exámenes de detección, un problema importante es la falta de sensibilidad para los CCT bien diferenciados y moderadamente diferenciados y la gran proporción de muestras sin un número suficiente de células para establecer un diagnóstico citológico. Aunque los resultados positivos falsos fueron muy poco frecuentes, la falta de sensibilidad, incluso en la población de la que se tenía mayor sospecha, hizo que el examen citológico de orina evacuada no fuera un examen de detección apropiado para la población general. En ningún estudio se ha analizado el resultado de los exámenes de detección citológicos en la mortalidad relacionada con la enfermedad en una población sin exposición industrial. Tampoco están disponibles los resultados de los pacientes que se sometieron a exámenes de detección en la clínica de urología.[11]

Los resultados de los hombres diagnosticados con cáncer de vejiga, por medio de un programa de detección casero de hematuria con tira de reactivo químico, se compararon con una muestra poblacional del 87 % de todos los hombres de 50 años o más del registro de tumores de Wisconsin.[8] Las secciones histológicas se examinaron con enmascaramiento y se encontraron proporciones similares de casos superficiales de grado bajo versus casos de grado alto o invasivos; la proporción de la enfermedad en estadio tardío (T2 o mayor) fue menor en los pacientes sometidos a exámenes de detección. A los 14 años, el 20,4 % de los pacientes del registro de tumores murió por cáncer de vejiga (incluso un 50 % de aquellos con lesiones invasivas del músculo de grado III); sin embargo, a los 14 años de seguimiento, ningún participante con cáncer de vejiga identificado mediante exámenes de detección había muerto por este tipo de cáncer.[13] No se puede determinar el efecto real de los exámenes de detección si estas diferencias fueron producto de alguna combinación del efecto de anticipación diagnóstica, sobrediagnóstico o sesgos de selección.

Se ha propuesto la medición de una variedad de moléculas y elementos celulares detectados en la orina y, en algunos casos, se promueve su uso para vigilar a los pacientes con cáncer de vejiga diagnosticado antes. Sin embargo, no se ha evaluado la especificidad y la sensibilidad de estos marcadores en el entorno de detección en la población general, pero muchos de estos estudios están en curso.

Referencias:

  1. Whelan P, Britton JP, Dowell AC: Three-year follow-up of bladder tumours found on screening. Br J Urol 72 (6): 893-6, 1993.
  2. Mohr DN, Offord KP, Owen RA, et al.: Asymptomatic microhematuria and urologic disease. A population-based study. JAMA 256 (2): 224-9, 1986.
  3. Khadra MH, Pickard RS, Charlton M, et al.: A prospective analysis of 1,930 patients with hematuria to evaluate current diagnostic practice. J Urol 163 (2): 524-7, 2000.
  4. Hiatt RA, Ordoñez JD: Dipstick urinalysis screening, asymptomatic microhematuria, and subsequent urological cancers in a population-based sample. Cancer Epidemiol Biomarkers Prev 3 (5): 439-43, 1994 Jul-Aug.
  5. Friedman GD, Carroll PR, Cattolica EV, et al.: Can hematuria be a predictor as well as a symptom or sign of bladder cancer? Cancer Epidemiol Biomarkers Prev 5 (12): 993-6, 1996.
  6. Messing EM, Young TB, Hunt VB, et al.: The significance of asymptomatic microhematuria in men 50 or more years old: findings of a home screening study using urinary dipsticks. J Urol 137 (5): 919-22, 1987.
  7. Messing EM, Young TB, Hunt VB, et al.: Hematuria home screening: repeat testing results. J Urol 154 (1): 57-61, 1995.
  8. Messing EM, Young TB, Hunt VB, et al.: Comparison of bladder cancer outcome in men undergoing hematuria home screening versus those with standard clinical presentations. Urology 45 (3): 387-96; discussion 396-7, 1995.
  9. Madeb R, Golijanin D, Knopf J, et al.: Long-term outcome of patients with a negative work-up for asymptomatic microhematuria. Urology 75 (1): 20-5, 2010.
  10. Kiemeney LA, Coebergh JW, Koper NP, et al.: Bladder cancer incidence and survival in the south-eastern part of The Netherlands, 1975-1989. Eur J Cancer 30A (8): 1134-7, 1994.
  11. Rife CC, Farrow GM, Utz DC: Urine cytology of transitional cell neoplasms. Urol Clin North Am 6 (3): 599-612, 1979.
  12. Murphy WM, Rivera-Ramirez I, Medina CA, et al.: The bladder tumor antigen (BTA) test compared to voided urine cytology in the detection of bladder neoplasms. J Urol 158 (6): 2102-6, 1997.
  13. Messing EM, Madeb R, Young T, et al.: Long-term outcome of hematuria home screening for bladder cancer in men. Cancer 107 (9): 2173-9, 2006.
Poblaciones especiales

Poblaciones especiales

Se han publicado pocos estudios de detección en los que se evalúe la mortalidad por cáncer de vejiga en las poblaciones con un riesgo, en especial, alto de este tipo de cáncer (diferentes de quienes tienen antecedentes de este tipo de cáncer).[1,2,3,4] En un estudio realizado en Quebec, de examen citológico anual en trabajadores de la industria del aluminio expuestos al alquitrán de hulla, se mostró una reducción de cerca del 40 % en los casos de muerte por cáncer de vejiga a los 6 años del diagnóstico, en comparación con un grupo de control histórico de trabajadores de las mismas plantas que no se sometieron a exámenes de detección;[5] sin embargo, la diferencia no fue estadísticamente significativa. El conocimiento de los desenlaces adversos de los predecesores del grupo que no se sometió a exámenes de detección pudo haber influido en la participación en el programa, en el reconocimiento de los síntomas por parte de los trabajadores, en la disposición de los trabajadores y los médicos de iniciar investigaciones diagnósticas con base en signos y síntomas, y en el cumplimiento de las recomendaciones médicas para la evaluación y el tratamiento por parte de los trabajadores. La corta duración del seguimiento del grupo que se sometió a exámenes de detección pudo haber mejorado, de manera artificial, el resultado.

No se han realizado ensayos controlados aleatorizados de detección del cáncer de vejiga en cohortes con exposiciones ambientales o industriales. Con frecuencia, los estudios completados carecieron de grupos de control comparables o no contaron con un tamaño de muestra suficiente para demostrar un efecto en el desenlace; además, la duración fue insuficiente para mostrar un beneficio en la mortalidad (o ausencia de este) de las modalidades evaluadas.[2,3] En un estudio se describió la utilidad de medir 3 biomarcadores en la orina evacuada para la evaluación del riesgo y la detección del cáncer en una cohorte numerosa de trabajadores chinos con aumento del riesgo de cáncer de vejiga.[6] Los trabajadores se estratificaron, se sometieron a exámenes de detección, se controlaron y recibieron diagnóstico de manera individual con base en los perfiles de biomarcadores moleculares predefinidos. Estas técnicas continúan en etapa de investigación.

Referencias:

  1. Yamaguchi N, Tazaki H, Okubo T, et al.: Periodic urine cytology surveillance of bladder tumor incidence in dyestuff workers. Am J Ind Med 3 (2): 139-48, 1982.
  2. Cartwright RA: Bladder cancer screening in the United Kingdom. J Occup Med 32 (9): 878-80, 1990.
  3. Schulte PA: Screening for bladder cancer in high-risk groups: delineation of the problem. J Occup Med 32 (9): 789-92, 1990.
  4. Cartwright RA, Gadian T, Garland JB, et al.: The influence of malignant cell cytology screening on the survival of industrial bladder cancer cases. J Epidemiol Community Health 35 (1): 35-8, 1981.
  5. Thériault GP, Tremblay CG, Armstrong BG: Bladder cancer screening among primary aluminum production workers in Quebec. J Occup Med 32 (9): 869-72, 1990.
  6. Hemstreet GP, Yin S, Ma Z, et al.: Biomarker risk assessment and bladder cancer detection in a cohort exposed to benzidine. J Natl Cancer Inst 93 (6): 427-36, 2001.
Actualizaciones más recientes a este resumen (03 / 21 / 2024)

Actualizaciones más recientes a este resumen (03 / 21 / 2024)

Los resúmenes del PDQ con información sobre el cáncer se revisan con regularidad y se actualizan a medida que se obtiene nueva información. Esta sección describe los cambios más recientes introducidos en este resumen a partir de la fecha arriba indicada.

Incidencia y mortalidad

Se actualizaron las estadísticas con el número estimado de casos nuevos para 2024 (se citó a la American Cancer Society como referencia 1).

Se actualizaron las estadísticas con el número estimado de defunciones para 2024.

Se revisó texto para indicar que de 2015 a 2021, la mortalidad por cáncer de vejiga urinaria disminuyó en un 1,5 % por año.

El Consejo editorial del PDQ sobre los exámenes de detección y la prevención es responsable de la redacción y actualización de este resumen y mantiene independencia editorial respecto del NCI. El resumen refleja una revisión independiente de la bibliografía médica y no representa las políticas del NCI ni de los NIH. Para obtener más información sobre las políticas relativas a los resúmenes y la función de los consejos editoriales del PDQ responsables de su actualización, consultar Información sobre este resumen del PDQ e Información del PDQ® sobre el cáncer dirigida a profesionales de la salud.

Información sobre este resumen del PDQ

Información sobre este resumen del PDQ

Propósito de este resumen

Este resumen de información del PDQ sobre el cáncer dirigido a profesionales de la salud proporciona información integral revisada por expertos y basada en la evidencia sobre los exámenes de detección del cáncer de vejiga y otros cánceres uroteliales. El objetivo es servir como fuente de información y ayuda para los profesionales clínicos durante la atención de pacientes. No ofrece pautas ni recomendaciones formales para tomar decisiones relacionadas con la atención sanitaria.

Revisores y actualizaciones

El consejo editorial del PDQ sobre los exámenes de detección y la prevención, que mantiene independencia editorial respecto del Instituto Nacional del Cáncer (NCI), revisa este resumen de manera periódica y, en caso necesario, lo actualiza. Este resumen es el resultado de una revisión bibliográfica independiente y no constituye una declaración de política del NCI ni de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH).

Cada mes, los integrantes de este consejo revisan los artículos publicados recientemente para determinar lo siguiente:

  • Si el artículo se debe analizar en una reunión del consejo.
  • Si conviene añadir texto acerca del artículo.
  • Si se debe reemplazar o actualizar un artículo que ya se citó.

Los cambios en los resúmenes se deciden mediante consenso de los integrantes del consejo después de evaluar la solidez de la evidencia de los artículos publicados y determinar la forma de incorporar el artículo en el resumen.

Cualquier comentario o pregunta sobre el contenido de este resumen se debe enviar al Servicio de Información de Cáncer del Instituto Nacional del Cáncer. Por favor, no enviar preguntas o comentarios directamente a los integrantes del consejo, ya que no responderán consultas de manera individual.

Niveles de evidencia

Algunas de las referencias bibliográficas de este resumen se acompañan del nivel de evidencia. El propósito de esto es ayudar al lector a evaluar la solidez de la evidencia que respalda el uso de ciertas intervenciones o abordajes. El consejo editorial del PDQ sobre los exámenes de detección y la prevención emplea un sistema de jerarquización formal para asignar los niveles de evidencia científica.

Permisos para el uso de este resumen

PDQ (Physician Data Query) es una marca registrada. Se autoriza el uso del texto de los documentos del PDQ; sin embargo, no se podrá identificar como un resumen de información sobre cáncer del PDQ del NCI, salvo que el resumen se reproduzca en su totalidad y se actualice de manera periódica. Por otra parte, se permitirá que un autor escriba una oración como "En el resumen del PDQ del NCI de información sobre la prevención del cáncer de mama se describen, de manera concisa, los siguientes riesgos: [incluir fragmento del resumen]".

Se sugiere citar la referencia bibliográfica de este resumen del PDQ de la siguiente forma:

PDQ® sobre los exámenes de detección y la prevención. PDQ Exámenes de detección del cáncer de vejiga y otros cánceres uroteliales. Bethesda, MD: National Cancer Institute. Actualización: <MM/DD/YYYY>. Disponible en: https://www.cancer.gov/espanol/tipos/vejiga/pro/deteccion-vejiga-pdq. Fecha de acceso: <MM/DD/YYYY>.

Las imágenes en este resumen se reproducen con autorización del autor, el artista o la editorial para uso exclusivo en los resúmenes del PDQ. La utilización de las imágenes fuera del PDQ requiere la autorización del propietario, que el Instituto Nacional del Cáncer no puede otorgar. Para obtener más información sobre el uso de las ilustraciones de este resumen o de otras imágenes relacionadas con el cáncer, consultar Visuals Online, una colección de más de 2000 imágenes científicas.

Cláusula sobre el descargo de responsabilidad

La información en estos resúmenes no se debe utilizar para justificar decisiones sobre reembolsos de seguros. Para obtener más información sobre la cobertura de seguros, consultar la página Manejo de la atención del cáncer en Cancer.gov/espanol.

Comuníquese con el Instituto Nacional del Cáncer

Para obtener más información sobre las opciones para comunicarse con el NCI, incluso la dirección de correo electrónico, el número telefónico o el chat, consultar la página del Servicio de Información de Cáncer del Instituto Nacional del Cáncer.

Última revisión: 2024-03-21

Esta información no reemplaza el consejo de un médico. Ignite Healthwise, LLC, niega toda garantía y responsabilidad por el uso de esta información. El uso que usted haga de esta información implica que usted acepta los Términos de Uso. Aprenda cómo desarrollamos nuestro contenido.

Healthwise, Healthwise para cada decisión de la salud, y el logo de Healthwise son marcas de fábrica de Ignite Healthwise, LLC.

<cipublic-spinner variant="large"><span>Loading…</span></cipublic-spinner>

Page Footer

Quiero...

Obtener una tarjeta ID Presentar un reclamo Ver mis reclamos y EOB Verificar la cobertura de mi plan Ver la lista de medicamentos con receta Buscar un médico, dentista o centro dentro de la red Buscar un formulario Buscar información del formulario de impuestos 1095-B Ver el Glosario de Cigna Comunicarme con Cigna

Audiencia

Individuos y familias Medicare Empleadores Agentes Proveedores

Sitios seguros para miembros

Portal myCigna para miembros Portal para proveedores de cuidado de la salud Cigna para empleadores Portal de recursos para clientes Cigna para agentes

Información sobre The Cigna Group

Acerca de Cigna Healthcare Perfil de la compañía Empleos Sala de prensa Inversionistas Distribuidores The Cigna Group Administradores externos Internacional Evernorth

 Cigna. Todos los derechos reservados.

Privacidad Asuntos legales Divulgaciones sobre productos Nombres de la compañía Cigna Derechos de los clientes Accesibilidad Aviso sobre no discriminación Asistencia idiomática [PDF] Reportar fraude Mapa del sitio Configuración de cookies

Aviso legal

Los planes individuales y familiares de seguro médico y dental están asegurados por Cigna Health and Life Insurance Company (CHLIC), Cigna HealthCare of Arizona, Inc., Cigna HealthCare of Illinois, Inc., Cigna HealthCare of Georgia, Inc., Cigna HealthCare of North Carolina, Inc., Cigna HealthCare of South Carolina, Inc. y Cigna HealthCare of Texas, Inc. Los planes de beneficios de salud y de seguro de salud de grupo están asegurados o administrados por CHLIC, Connecticut General Life Insurance Company (CGLIC) o sus afiliadas (puedes ver un listado de las entidades legales que aseguran o administran HMO para grupos, HMO dentales y otros productos o servicios en tu estado). Los planes o pólizas de seguro para lesiones accidentales, enfermedades críticas y cuidado hospitalario son distribuidos exclusivamente por o a través de subsidiarias operativas de Cigna Corporation, son administrados por Cigna Health and Life Insurance Company y están asegurados por (i) Cigna Health and Life Insurance Company (Bloomfield, CT), (ii) Life Insurance Company of North America (“LINA”) (Philadelphia, PA) o (iii) New York Life Group Insurance Company of NY (“NYLGICNY”) (New York, NY), anteriormente llamada Cigna Life Insurance Company of New York. El nombre Cigna, el logotipo y otras marcas de Cigna son propiedad de Cigna Intellectual Property, Inc. LINA y NYLGICNY no son afiliadas de Cigna.

Todas las pólizas de seguros y los planes de beneficios de grupo contienen exclusiones y limitaciones. Para conocer la disponibilidad, los costos y detalles completos de la cobertura, comunícate con un agente autorizado o con un representante de ventas de Cigna. Este sitio web no está dirigido a los residentes de New Mexico.

Al seleccionar estos enlaces saldrás de Cigna.com hacia otro sitio web que podría no ser un sitio web de Cigna. Cigna no puede controlar el contenido ni los enlaces de sitios web que no son de Cigna. Detalles